Los seres humanos experimentamos y compartimos la sexualidad en medio de un grupo social, lo que significa que los fenómenos culturales, religiosos, económicos y políticos influyen y determinan el comportamiento y la práctica sexual de los hombres y las mujeres, a través de normas y valores que regulan el comportamiento sexual.
Así, cada cultura cree que sus normas establecidas son correctas y adecuadas, dándose el caso de llegar a considerar las conductas de otras culturas como malas e incorrectas.
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